Charla "Arsat bajo Fuego: Políticas de comunicación y soberanía nacional"en el Centro Cultural Daniel Omar Favero

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El 25 de julio del 2017 se llevó a cabo la charla “Arsat bajo Fuego: Políticas de comunicación y soberanía nacional”, con la disertación de la abogada y coautora de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, Graciana Peñafort;el ex vicepresidente de Arsat, Guillermo Rus;la decana de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Florencia Saintouty el ex director del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Roberto Salvarezza.
El evento se realizó en el Centro Cultural Daniel Omar Favero, ubicado en la ciudad de La Plata, y contó con la participación del Centro de Investigación y Desarrollo en Comunicación, Industrias culturales y Televisión, entre otras unidades académicas, docentes, investigadores y estudiantes de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, referentes políticos y sociales junto a público en general.
Al inicio, Florencia Saintout presentó a los distintos disertantes y se expresó sobre el avance del modelo neoliberal en la Argentina y la situación de Arsat. “Es un capítulo más del intento de este avance. Creíamos que no era posible un país con las dimensiones que tuvo, que los científicos que habían sido tan maltratados pudieran hacer lo que hicieron en estos años. Pero la Historia del Estado moderno está más cargada de crueldad que de emancipación, de libertad, justicia o igualdad”.
A su turno, Guillermo Rus, explicó las implicancias del operador satelital Arsat como empresa del Estado, que fue creada por ley en el año 2006, con el objetivo de proteger las dos posiciones orbitales asignadas a la Argentina y brindar servicios con satélites que debían estar fabricados en el país. Otro aspecto importante fue la promoción de políticas de inclusión digital, con la televisión digital abierta satelital y la provisión de Internet a zonas rurales y de frontera. “Después existe un tema de soberanía sobre las comunicaciones. Está la seguridad y la defensa de Argentina, las Fuerzas Armadas y la Gendarmería. Un operador nacional también tiene mucha importancia en ese sentido”, agregó Rus.
Por otra parte, el ingeniero explicó que hasta finales de 2015, el desarrollo de Arsat “no fue por una necesidad de mercado sino por una decisión política de promover una industria en el país(…) Cuando una industria todavía no está madura, pues no hace muchos años que fabrica satélites ni puede hacer decenas de ellos, es muy importante una mirada estatal que promueva el desarrollo tecnológico”.
La Ley 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital establecía un plan a 20 años para garantizar la continuidad en la fabricación de satélites. Sobre este punto, Rus explicó que la preocupación era que no haya discontinuidad en la fabricación, para sostener las capacidades generadas en todas las empresas proveedoras de tecnologías y en los institutos del sistema científico y tecnológico que hacen su aporte. Además, se proyectó la integración de la región como una forma de tener un mayor volumen y sinergia de las capacidades y recursos. “Todas estas industrias y los servicios satelitales son tomados como políticas de Estado y se protegen. Los países individualmente, salvo que sean muy grandes, no pueden competir o estar a la altura de potencias o bloques muy fuertes”.
En la actualidad se observa un cambio en la política de desarrollo satelital. “Arsat quedó enmarcada dentro del Ministerio de Comunicaciones. Se aprobaron 14 satélites extranjeros para operar en el país cuando en los últimos años se habían aprobado seis,porque justamente se regulaba para que hubiera mercado para Arsat (...) Se suspendió la creación del Arsat 3 y ahora nos enteramos de una carta de intención para avanzar en la creación de una nueva empresa que estaría controlada en un 51% por capitales norteamericanos, que sería la encargada de fabricar y operar el Arsat 3”, detalló el ingeniero.
Sobre esta cuestión, Graciana Peñafort agregó que, por clausula, esta compañía norteamericana nunca podría tener menos del 51%. El otro socio sería Arsat y también por clausula no podría poseer más del 49%. Otro punto establecía la posibilidad de incorporación de terceros socios. De esta manera, en la carta de intención, Arsat–el dueño de las bandas y la posición orbital-, sería socio minoritario y se reservaba el 25% de la banda de frecuencias k, las cuales serán de mucha importancia en un futuro ya que sirven para dar banda ancha satelital y no están sujetas a la infraestructura física la Tierra. Asimismo, la carta postulaba que el dueño del capital societario mayoritario designaría a la junta de directores, quienes luego nombrarían al comité ejecutivo.
Peñafort agregó que la Ley 27.078 “Argentina Digital” declara de interés nacional al sistema de desarrollo satelital y establece un sistema de protección para que los recursos - las posiciones orbitales y sus frecuencias asociadas- no pudieran ser privatizados. Por lo tanto, en concordancia con el artículo 10 de la citada norma, cualquier medida que modifique, altere o sustituya el destino de los recursos de Arsat necesita la aprobación de dos tercios del Congreso Nacional.
Finalmente, Roberto Salvarezza cerró la charla y enmarcó la situación de Arsat y la soberanía satelital en una trama mayor que incluye la desfinanciación del sistema científico y la suspensión de proyectos de fabricaciones militares, drones y aviones, entre otros más. Estas iniciativas significaban el desarrollo de una cadena de proveedores que generaba empleos de calidad, la creación de pymes competitivas internacionalmente y, en síntesis, el avance tecnológico, por lo cual las medidas actuales no se reducen a un ajuste presupuestario sino que responden a un proyecto de país.