El periodista de Clarín Daniel Santoro fue entrevistado por Jorge Fontevecchia, CEO del grupo Perfil, en su programa emitido por Net TV. Allí, el periodista de investigación estrella, acusado por espionaje ilegal, a raíz de su relación con el abogado Marcelo D´Alessio, hace un “mea culpa” y monta una escena dramática de periodista víctima de una operación kirchnerista.
Jorge Fontevecchia lo presenta como un icono del periodismo, lo define como “el más grande periodista de investigación”, y donde también afirma “se dé su honestidad”. En su afectuosa presentación, de antemano acerca al televidente, una justificación de la grave acusación a la que está sometido Santoro.
“Los periodistas sabemos que una técnica de los narcotraficantes es acusar a su vinculación con el narco, a quien investiga los narcos”.
Pero como en toda justificación, hay un relato humanizador, en el cual Fontevecchia dice:
“Comprendo el error que cometió con Marcelo D´Alessio y sobre el que pide una y otra vez disculpas durante el reportaje”.
Desde el comienzo, la entrevista se desarrollo desde el "mea culpa" por errores y la insistencia en reconocer su inocencia. Muchas preguntas directas, pocas respuestas. Una entrevista extensísima, que por momentos fue evasiva y por momentos mentirosa, que no logro explicar lo inexplicable y termino siendo una clase magistral de periodismo federal.
Sus gestos, su tono de voz, incluso su acting en su propio lenguaje no verbal, no bastaron para convencer de su “supuesta honestidad”.
Acercarse a la verdad, secreto profesional, Manual de Periodismo, On the record, fuentes de información, función del periodista, objetividad, etc. Fueron algunos de los conceptos que utilizó Santoro en su discurso para justificar, evadir y deslindar responsabilidades, y de esta forma, seguir manteniéndose como una eminencia del Periodismo de Investigación.
Ante la primera pregunta del Director de Perfil sobre: ¿Quién es D’Alessio?
El periodista que recibió numerosas distinciones, como el premio Rey de España y el premio Maria Moors Cabot a la trayectoria, reconoce que D’Alessio es un extorsionador que: “usó mi nombre sin mi conocimiento ni mi autorización para extorsionar gente”. Reconoce que lo conoce desde hace más de dos años, y justifica esa relación, afirmando que “hay otros periodistas que lo conocen desde hace más tiempo”. Deja en evidencia, que es una práctica habitual del periodismo, relacionarse con extorsionadores, rufianes, entregadores y operadores tanto judiciales como políticos. Santoro también, asegura que D’Alessio, es el hombre que más sabe sobre narcotráfico, y utiliza el concepto de “acercarse a la verdad” para justificar el elogio y así argumentar su vinculo con el falso abogado.
Entre la verdad y la noticia
Los estudios académicos nos dicen que la verdad es lo que distingue la información de la opinión, que una noticia falsa nunca puede constituir el ejercicio legítimo del derecho a informar. De esta forma, para darle sentido a los acontecimientos, para situarlos en su contexto y acercarse a la verdad, se necesita una estructura informativa independiente y sólida. El principal enemigo de la imparcialidad del periodista está asociado al partidismo tendencioso, capaz de desfigurar los hechos con el fin de que sus ideas sean “verdades”. Muchas veces de lo que se trata es de ser veraces, no para ser objetivos, sino para ser justos.
Daniel Santoro en su extensa victimización, contrasta todo el tiempo su relato con clases de periodismo puro. Menciona el “secreto profesional” y lo utiliza como escudo para no revelar información que pudiera aportar a la causa por la que es investigado.
La existencia de un derecho, como el secreto profesional de los periodistas, por su carácter instrumental, no se justifica exclusivamente en la necesidad de protección formal de la profesión periodística, sino más bien en la existencia de valores superiores, tales como la necesidad de asegurar la libertad de dar y recibir información. Pero esa información debe ser veraz y auténtica ya que constituye la piedra angular del sistema democrático.
Fuentes de información o fuentes de espionaje
El periodista de Clarín, menciona en su relato, que todas sus acciones fueron realizadas como lo explicaría cualquier manual de periodismo. Entre las preguntas del editor de Perfil se encuentran algunas vinculadas a su rol como comunicador, en donde reconoce su trayectoria y pregunta:
¿Cómo fue tu relación con las fuentes en tu extensa carrera? ¿Fue cambiando? Me gustaría que contaras errores para transmitirlo a los nuevos periodistas de investigación.
“La resolución del juez Ramos Padilla, donde dice que la coordinación de una entrevista, puede ser un plan criminal, o el intercambio de datos no es así, el off the record es lo que más me ha dado información a mi vida”
Para Santoro, el off the record es una de sus fuentes primordiales, lo que no deja bien en claro es el chequeo de datos con los que trabaja. Las Fuentes y declaraciones “off the record” exigen al periodista que el informante permanezca en el anonimato y que la información por él desvelada no sea ni publicada ni comunicada a terceras personas. De esta forma, el periodista adquiere una información que no podría obtener de otra manera, pero que no puede utilizar para elaborar una noticia.
Sin embargo, esa información sí puede ser útil al periodista: bien porque enriquece su bagaje o conocimiento sobre una materia determinada o bien porque le pone sobre la pista para investigar y encontrar nuevas fuentes o evidencias por su cuenta. Si bien es útil su uso, no debe ser un abuso.
Santoro solo reconoce imprudencia ante la afirmación contundente de Fontevecchia que declara que una cosa es hablar con esos personajes oscuros y otra es casi transformarse en su agente. Aun así, la autocritica no llega, y el periodista declara:
“Y en los temas que yo chequeé, él decía cosas que son ciertas. Obviamente, fui imprudente. Él era una fuente en cinco o seis temas. Lo que él me decía yo lo chequeaba, pero era un tipo que te decía: “Sí, sí, Danielito, ahora te bajo un satélite y grabamos esto” o “yo te consigo la cuenta”.
¿Periodista entregador?
Lejos de un sincero “mea culpa” de lo acontecido, el periodista defiende a Stornelli, fiscal acusado de extorsionador, y no referencia en su relato ninguna duda sobre su desempeño. Cuestión que deja mucho que desear sobre su labor de periodista de investigación.
Ante la pregunta de si sentía culpa de haberle presentado a D’Alessio a Stornelli, confiesa que:
“Ahora creo que fue una imprudencia haberlo hecho, pero lo que hizo Stornelli fue escucharlo a D’Alessio, tomarle testimonio, mandar una parte a sorteo e incorporar una parte a la causa de los buques con gas natural líquido”.
En relación a haberle presentado a Paula Oliveto a D’Alessio, no habla de imprudencia sino responde en negarse a transferir responsabilidades:
“Los presenté, los puse en contacto. Después igualmente cada uno tiene sus mecanismos. No quiero transferir responsabilidades, pero si empezamos con esa pregunta, podríamos ir al periodista que me presentó a mí a D’Alessio y de ahí para atrás”.
Periodismo de investigación para pocos
En un momento tenso del reportaje, el Ceo de Perfil, cuestiona el proceder de Santoro en sus investigaciones, aludiendo que todas tenían como objetivo al kirchnerismo y no al macrismo. Dejando entrever, como si no existiera algo que investigar dentro del partido que hoy gobierna.
A lo que Santoro responde:
“Los Cuadernos de las Coimas sí constituyen algo histórico, para mí eso es poderoso, empresarios teniendo que subir los escalones de Comodoro Py es un dato. Y cómo hacemos para que eso no se detenga. Y va a aparecer corrupción macrista. Yo creo que en la campaña electoral vamos a tener que hablar de la crisis económica, pero de las causas por corrupción y del macrismo cuando exista”.
Frente a esta situación, con gran astucia, Jorge Fontevecchia, compara las investigaciones de Alconada Mon, donde sí ha publicado investigaciones contra el gobierno y lo interroga acerca de la ausencia del macrismo en su periodismo. Sin mucho que responder, el periodista premiado dice:
“Lo felicito a Alconada Mon por haber publicado esas investigaciones. Yo he apoyado a muchos jóvenes periodistas, transmitiéndoles mis fuentes. En los 90 éramos 2/3 y ahora son muchos”.
La objetividad no existe
“La objetividad no existe”, es una frase con la que podría empezar cualquier clase magistral de periodismo de Daniel Santoro. Sería como reconocer la intencionalidad del que narra cualquier hecho y lo convierte en noticia. Pero cuando esta frase va acompañada del concepto honestidad, en su persona hace mucho ruido.
“La objetividad no existe. Uno tiene que ser profesional y honesto. Eso no quiere decir que no me equivoque. Lo que uno hace es ofrecer hechos. Yo no digo en ningún lugar que Cristina es deshonesta. Lo que narro son hechos. Por eso a quienes hacemos periodismo de investigación nos lee la gente que quiere datos.”
Y aunque el periodista estrella de Clarín insiste en que fue una víctima de la situación, lo que le ocurrió es imposible de justificar. No pudo explicar los datos que le pasaba a D’Alessio a través del WhatsApp sobre sus propios compañeros. ¿A efectos de qué lo hacía? Santoro jamás lo explica, porque no hay manera de explicar algo semejante.
No es la primera vez que Santoro queda expuesto en noticias falsas. Acusó a Máximo Kirchner y a Nilda Garré de fondos en el exterior, lo que terminó revelándose como falso. No importa que lo que se dice sea cierto sino que coincida con esa presunción forzada, apoyada por pruebas circunstanciales.
En relación con el poder, muchos periodistas, cuyo prestigio los dueños de la verdad absoluta, terminan cambiando información por favores mediáticos o buscando complicidades. Son funcionales a los poderes de turno, para ganar visibilidades.
Santoro recibió información dudosa a cambio de pasear a D’ Alessio por los canales de televisión y conseguirle espacios en diferentes medios. Santoro fue el “presentador oficial” que trabajó para el poder judicial y político y, hace unos días, nos dio una clase magistral del ejercicio del periodismo.
El periodista de Clarín declaro que: “Aprendí más en la redacción que en la Facultad de Periodismo de La Plata”.
Evidentemente y por suerte su periodismo no se enseña en la Universidad de la Plata.
Informe de análisis realizado por:
Dra. Silvina Pauloni
Dr. Leonardo González