Día Mundial de la Televisión: La Tv de la convergencia

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En 1996 la Asamblea General de Naciones Unidas propuso que el 21 de noviembre se celebraría el “Día Mundial de la Televisión”. Según señalaba la ONU en el Primer Foro Mundial de la Televisión, la pequeña pantalla se ha constituido como «un protagonista clave dentro del mundo de las comunicaciones por su influencia cada vez mayor en el proceso de adopción de decisiones, al haber sido los ojos del mundo en muchos conflictos y otras amenazas para la paz y la seguridad, así como por haber llamado la atención de toda la sociedad en importantes cuestiones económicas y sociales».

El inicio de la televisión en la Argentina fue un proceso que tardo varios años en concretarse. En noviembre de 1950 Jaime Yankelevich, propietario y Director general de LR3 Radio Belgrano, logra el permiso de Juan Domingo Perón y viaja a Estados Unidos para traer los primeros equipos de televisión. Denominada por los técnicos como la “conquista del progreso”, también conto con el apoyo de Eva Perón, quien luego de oír los elogios de los nuevos aparatos deseaba que la primera transmisión sea el acto político por el “Día de la Lealtad”.

En 1951 arriban los primeros equipos de transmisión y ya en los medios gráficos irrumpieron las primeras publicidades de los televisores. Cuando llega la televisión en Argentina, en el resto del mundo ya se estaban maravillando con la televisión color. Este ingreso tardío y forzado por las sociedades modernas no cobrará dimensión hasta pasada una década cuando inversores privados lo vean como una gran medio de publicidad.

Sin duda, la Televisión no fue en sus comienzos un símbolo de masividad como si lo había alcanzado la radio, y pocas fueron las personas que contaban con aparatos receptores en sus hogares. A partir de un crecimiento significativo de la oferta televisiva en los 60, y rodeada de un contexto económico favorable relacionada al consumo, encontró a la televisión argentina ya más naturalizada entre los ciudadanos. En este periodo la televisión comenzó a encontrar su lugar primordial en el living de casi todas las familias argentinas.

Más de 70 años después, el comienzo del siglo XXI se presento como la era de lo digital. La TV analógica no tendió a desaparecer, sino más bien a transformarse, adaptarse a una nueva televisión asociada a la fusión de la televisión, telecomunicaciones e informática.

La alta definición permitió ver más detalles y, por lo tanto, los decorados de cartón o madera debieron adaptarse; el maquillaje tuvo que cubrir más imperfecciones antes imperceptibles. Es decir, una transformación casi completa de las formas de producir y distribuir programas de TV. Pero este cambio no fue solo tecnológico.

La televisión dejo la comodidad del sillón y se traslado con el telespectador a todos y a ningún lado. La cada vez mayor multiplicación de dispositivos -como los teléfonos inteligentes, tabletas, los smart TV (se conectan a internet), las notebooks y hasta los videojuegos- modifican a pasos agigantados la situación actual de la cultura audiovisual. La televisión puede ser vista desde el hogar, el trabajo, la calle y sin interrupciones.

Si tenemos en cuenta la línea de pensamiento de Omar Rincón en el libro Televisión Digital: Un diálogo entre disciplinas y multipantallas, para este autor la definición de televisión no se agota en su definición como institución social sino que es necesario reconocer su carácter industrial y comercial para poder hacerse rentable. Ante esta situación, el autor promueve la apuesta de una recuperación de una ética ausente en los negocios y específicamente en la televisión: “Habrá televisiones, no una televisión. Y las televisiones que llegarán tendrán que buscar otro modelo de negocios que no sea el vender audiencias masivas, sino juntar comunidades y proveer cercanías a los televidentes. Somos masa-mercado pero sintiéndonos sujetos-comunidades en el disfrute cultural. Habitamos los tiempos de la multiplicidad de pantallas, el negocio de los formatos, las lógicas de otras emociones, el estallido de las narrativas audiovisuales, la multiplicación de las estéticas hechas en diversidad de sensibilidades/identidades”. (Rincón, 2013).

Por ello, el Día Mundial de la Televisión es un momento oportuno para reflexionar sobre el camino que ha recorrido la pequeña pantalla desde que nació y qué papel queremos darle en este nuevo contexto de convergencia cultural.

* Co- Directora del Ceid.TV de esta casa de estudios.